LAS RUTINAS DEL CAOS
Desde que terminó el lockdown por acá en Italia he escrito poco en el blog. No porque de repente haya perdido el interés en la escritura sino porque, ante la oportunidad de empaquetar a los niños a ratos, me puse a escribir otra cosa, un proyecto que tenía por terminar y que arrastró consigo todas mis horas libres.
Ahora, dicho proyecto está cerrado, sellado y en las manos del destino (no de la editorial, que ojalá, pero me refiero a DON DESTINO, ese en el que algunos creen y otros no y que en ocasiones se disfraza de suerte, esfuerzo, tenacidad o una complicada mezcla de todos los anteriores ingredientes cuya receta poseen solo unos pocos afortunados). Si algún dia EL DESTINO quiere que EL PROYECTO rinda frutos, ya les contaré por aquí.
Por el momento he vuelto a la normalidad. Lo que sea que eso signifique en 2020. Sé que en México la pandemia ha tomado unos tintes esquizofrénicos alucinantes y ya nadie sabe si está en cuarentena o no. Pero definitivamente el día a día en Italia es bastante diferente al de las personas que conozco en España y en Mexico. ¿Por qué? No sé. Pasé bastante tiempo meditando al respecto y sigo sin saber a ciencia cierta por qué nuestra rutina en Modena es más amable. ¿Usamos más la mascarilla? Por lo que vi en España este verano, no. El uso de gel y mascarilla es, incluso, más riguroso allá. ¿La gente está más en su casa? Definitivamente no. ¿El clima de Modena es tan horrible que hasta el Coronavirus salió huyendo? Puede ser.
También es cierto que en verano estuve solo en Zaragoza. Pero mi efímero paso por el aeropuerto de Madrid me dejó la impresión de que se lo estaban tomando muy en serio. Parecía un edificio abandonado, ni una sola cafetería abierta, poca gente circulando, todos con prisa por salir de ahí lo antes posible.
Aquí, a excepción de que los niños ya no pueden quedarse a jugar en el patio de la escuela después de la hora de salida y de que mi hija que va en primaria tiene que usar mascarilla, en realidad la rutina es casi la misma. El pequeño, de tres años, y la grande, de siete, van a la escuela todos los días desde el 7 de septiembre.
No hay servicios de extra time, por lo que a las cuatro de la tarde ya están todos fuera, pero tomando en cuenta en la que nos encontrábamos hace seis meses, me parece un gran logro.
#Miesposo va a trabajar todos los días, en el mismo horario y con la misma gente de antes. Con mascarilla y poco más. Alguna noche que hemos incluso salido a cenar o a tomar algo con amigos nos encontramos calles abarrotadas, colas para comprar helado, bares llenos de jovencitos que en su gran inconsciencia y ganas de ligar, se quitan la mascarilla. Porque una tiene la suerte de ya tener al marido amarrado, pero con quince años supongo que no tienes desarrollado el carisma y el nivel de conversación suficiente para ligar sin que se te vea la cara. Ya nos lo decían en mercadotecnia 101, el que no enseña no vende.
A pesar de la aparente calma que se vive no dejo de sentir que tenemos instalada una cuenta regresiva en las espaldas y que cada hora vivida de escuela, de trabajo, de amigos, es una hora ganada. (De hecho, anoche que terminé de escribir este post, el primer ministro de Italia salió para anunciar nuevas medidas restrictivas, como que por ejemplo no puede haber mesas de más de 6 personas en los restaurantes). El invierno ha llegado y con él vendrán las gripes, las influenzas, los enfriamientos, tan difíciles de distinguir del famoso virus maldito. Llámenme fatalista pero para mí que nos vuelven a encerrar. Que por otro lado, no me parecería tan mal. Con las temperaturas que están por venir, la humedad de Modena y lo poco que me gusta a mí congelarme, no me parecería tan descabellado encerrarme un par de meses con los niños debajo de las cobijas. Empezaré a llenar la alacena de chocolate por si las dudas.
Mientras tanto, seguiré disfrutando de la vuelta a la rutina. Haciendo malabares para borrar de mi lista hasta el último pendiente. El hecho de que esta ciudad sea pequeña lo hace bastante factible. Es muy cómodo vivir en un lugar en el que se recorre la ciudad de punta a punta en quince o veinte minutos en coche. Si no que le pregunten a los de Neumología del Policlínico, que el otro día llamé para que me recordaran cuando le tocaba al niño su cita de seguimiento (por su asma crónica, criaturita mía) y me dicen: señora, su cita es a las tres y media.
Yo en mi casa y el niño todavía en la escuela. La cita, en veinte, diecinueve, dieciocho minutos. Aldonza, piensa rápido.
Yo (por teléfono): no se preocupe, ahora mismo llego.
Doctores: muy bien, la esperamos (son de lo más supportive estos doctores, los amo… no como a la pediatra malvada)
Yo, corriendo como Phoebe en Central Park hacia mi coche. Me subo, voy a la escuela, recojo al niño, nos subimos al coche, de ahí al hospital. Hora exacta: las tres con treinta y cinco minutos. No por nada Fittipaldi era italiano. Saco al niño del coche, lo cojo en brazos y corro como una loca.
El señor que vigila la entrada del Policlinico: ¿tiene cita?
Yo: Sí
El vigilante: ¿A qué hora?
Yo: a las tres y media.
El vigilante (mira su reloj): Run, Forest, Run!!
Ascensor, siete pisos arriba. El niño la mar de divertido con esta nueva aventura de correr como idiotas por los pasillos. Llegamos a la puerta del consultorio. Hora exacta: las tres con cuarenta y dos minutos. Sale una enfermera y pregunta si alguien viene a consulta con ellos.
Yo: ¡Nosotros!
Enfermera: ¿Nombre?
Yo: Tello
Enfermera y los dos doctores dentro del consultorio (aplaudiendo): Brava mamma!
Punto menos para mamá por ser un desastre, pero definitivamente punto extra para Modena.
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Me ha encantado volver a leerte, nos tenías muy abandonados, tienes muy buena idea en llenar tu alacena de chocolates y golosinas que les gustan a los peques, pues si creo que va a volver el confinamiento. Un abrazo a los cuatro, no nos abandones
“Corriendo como Phoebe en Central Perk” 😂. Me enamoró la comparación. Yo también paso por esos trances con frecuencia. Mi mente y mi cuerpo están en husos horarios distintos. Besos, amiga.
Me encanta tu narrativa y Don destino seguro trae algo padrisimo!!! Te vi correr como Phoebe jajaja
Gracias por escribir en medio de esta pandemia cariño.